lunes, 23 de abril de 2018

Los muchachos del zinc. Voces soviéticas de la guerra de Afganistán. Libro de la Premio Nobel Svetlana Alexiévich.

Libro: "Los muchachos del zinc. Voces soviéticas de la guerra de Afganistán". Svetlana Alexiévich. Ed. Debate. Barcelona, 2016. 330 pags.
La autora, Premio Nobel de Literatura (2015), periodista y escritora bielorrusa (1948), escribe en este libro un relato sobre la guerra de Afganistán (1979-1989) en que se implicó la Unión Soviética. Reúne un conjunto de entrevistas a personas que participaron en el cruel conflicto: soldados voluntarios y de reemplazo, otros militares de diversas graduaciones, enfermeras, médicos, padres y madres de estos profesionales que perdieron a sus hijos en la guerra… El género de la escritura es el de literatura documental, una construcción artística de los testimonios que, en su selección y orden forman un conjunto muy elocuente y significativo de lo que sucedió allí.
La autora empatiza con los que entrevista y manifiesta compasión con sus dolor y sabe preguntar y seleccionar lo mejor de cada uno.
El texto se lee con interés y no resulta tedioso, a pesar de que pueden ser cerca de cien los testimonios, que la autora sabe entrelazar y dosificar, para expresar con toda su expresión la brutalidad de una guerra como esta.
Aparece con claridad el engaño de las autoridades soviéticas a las personas que enviaba a la guerra, la falta de libertad de expresión y de información: iban engañados; la bajeza moral de muchos que vendían su alma por unas baratijas; pero también el amor a su patria, y de las madres a sus hijos, la compasión, la misericordia, y en algunos casos, el recurso a la oración y a Dios.
La autora sufrió varios pleitos por este libro, acusada por algunos de los entrevistados –detrás de los cuales se ve el impulso de autoridades militares soviéticas- porque el libro hizo caer en la cuenta de que esa guerra de Afganistán fue absurda, y los militares soviéticos que aparecían como héroes en la propaganda soviética, eran seres humanos de carne y hueso, con muchos defectos, defectos que se agrandan en las situaciones-límite como las guerras.
No es sólo un libro antibelicista o pacifista, es un libro que sabe hacer literatura, en este caso alta literatura, de la crisis interior del corazón humano cuando se enfrenta a la brutalidad, a la mentira, a la inhumanidad y al dolor; de estas crisis, unos salen rotos para siempre, otros aumentan o consolidan su cinismo y otros crecen como personas y aprenden de sus errores, aprenden a perdonar y a perdonarse, y en el camino, también encuentran a Dios.

lunes, 2 de abril de 2018

"El mismo sitio, las mismas cosas", de Tim Gautreaux.

"El mismo sitio, las mismas cosas", de Tim Gautreaux. Ed. La Huerta Grande. Madrid, 2018. 300 pags. Traducción del inglés de José Gabriel Rodriguez Pazos.
Colección de doce relatos, que por primera vez se editan en castellano, de la mano del Prof. Rodríguez Pazos, reconocido traductor, que ya ha descubierto y traducido a nuestro idioma varias joyas de la literatura, de escritores hasta ahora poco conocidos entre nosotros, sorpresas que admiran por su calidad literaria.
El autor es profesor universitario y autor de tres novelas y varias colecciones de relatos, ha recibido relevantes premios literarios , nació en Lousiana (USA) y vive con su esposa y sus hijos en Tennessee.
Los relatos presentan unos personajes magistralmente esbozados con pocos trazos, el paisaje es la cuenca del Mississipi y sus gentes, las historias están llenas de sorpresas y de tipos que recuerdan de algún modo a los de Flannery O’Connor, aunque no tan, ¿cómo decirlo?, llevados al límite…
El fondo es una visión cristiana de la vida, católica como el autor, que mira con misericordia los avatares de los seres humanos, a veces duros, durísimos; y otras veces, amables, extraños o errados por una libertad mal empleada…
Son personajes que buscan ser felices, unas veces por caminos acertados y otras por senderos muy equivocados, pero la mirada de Tim Gautreaux no se queda en la superficie, profundiza con ternura y con cierto buen humor en lo hondo de cada personaje y lo saca a la luz de un texto muy cuidado, terso y bello como deben ser los inmensos paisajes de esas tierras. Y en cada relato el lector sale de algún modo transformado, con ganas de ser mejor.