lunes, 19 de marzo de 2018

"A mi hermano Chema. La carta que no llegué a escribirte", de Miguel Postigo.

"A mi hermano Chema. La carta que no llegué a escribirte". Miguel Postigo. Ed. Cobel. Madrid, 2018. 200 páginas.
Emocionada carta de Miguel Postigo a su hermano Chema, fallecido el 6 de marzo de 2017 de un cáncer fulminante, en la que resalta de un modo elocuente y gráfico las virtudes de su hermano, empresario y conocido padre de una familia de dieciocho hijos con su mujer Rosa Pich.
El testimonio de la vida profundamente cristiana, plena de sentido, muy feliz, en medio de duras contradicciones profesionales y familiares, y el modo sencillo y cercano de contarlo anima al lector a adentrarse por ese camino de servicio a los demás, de alegría en la abnegación, que sólo se puede llevar a cabo con la ayuda de Dios y de los demás, con una unión con Cristo deseada y buscada continuamente, como la procuró Josemaría Postigo, secundando la llamada de Dios a santificarse en el trabajo profesional y en la vida familiar, según el espíritu de san Josemaría Escrivá de Balaguer, como supernumerario del Opus Dei.
El libro comienza con la historia del crecimiento en el tiempo de una familia de catorce hermanos, de la que Chema era el séptimo y Miguel el octavo, si no he leído mal, llena de ilusionados esfuerzos, de historias gozosas y dolorosas… Y, de fondo, los padres de esa familia, con un capítulo particular dedicado a Julita, la madre de la familia, sobre la que Miguel redacta un texto al final, como broche que cierra esta historia, a la vez hermosa y dramática, como todas las historias que merecen la pena ser vividas.
Y el núcleo central del libro lo ocupa el diálogo, que convierte en una oración a Dios, del autor con su hermano Chema, ya fallecido, y el relato de todo lo que fue su vida. Desfilan por él los testimonios de sus muchos amigos, personas que se sintieron removidas por su ejemplo, amistad y oración; su trabajo para la difusión de la Orientación Familiar por el mundo; su acogedora vida familiar de padre ejemplar y educador, junto con su mujer, Rosa, de una familia que manifiesta la belleza del plan creador de Dios sobre esta institución tan necesaria para mejorar el mundo en la hora sombría y luminosa que nos ha tocado vivir.

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